En la segunda mitad del siglo XVIII un grupo de científicos, inventores y pensadores se reunían en Birmingham. La mayoría procedían de familias humildes, y vivían alejados de los centros de poder, pero juntos iban a cambiar el mundo para siempre.
Su pasión por la ciencia era tan grande como su convicción de que debía servir para mejorar la vida de toda la humanidad. Y esto les convirtió en el motor de arranque de la madre de todas las revoluciones del siglo XVIII: la Revolución Industrial.
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