En la mañana del 10 de septiembre se disparó el primer haz de protones, que recorrió los 27 kilómetros en círculo del acelerador de partículas. De esta forma, se allana el camino para una nueva era de descubrimientos en el campo de la física de partículas. Entre otros asuntos, el LHC (Gran Colisionador de Hadrones) ayudará a los científicos a resolver cuestiones básicas sobre el Universo como cuál es la naturaleza de la materia oscura, qué siguió al Big Bang y cuántas dimensiones existen.
La activación de los primeros haces en el LHC es un momento esperado desde hace largo tiempo por muchos científicos, puesto que la idea de construir el LHC se planteó por primera vez a principios de la década de los ochenta. Durante los años posteriores, se discutió en grupos de trabajo el tipo de cuestiones que podría resolver una máquina como ésta hasta que el Consejo del CERN dio el visto bueno al proyecto en 1994.
Desde entonces se ha estado trabajando en este proyecto de forma ininterrumpida. Los últimos componentes de los experimentos del LHC se instalaron a principios de este año. Finalmente, se bajó la temperatura de toda la estructura hasta que alcanzó un par de grados por encima del cero absoluto. En agosto, los científicos consiguieron enviar haces de partículas a lo largo de pequeños tramos del acelerador tanto en sentido de las agujas del reloj como en el contrario.
El Gran Colisionador de Hadrones (LHC)
El LHC es un enorme anillo de imanes superconductores de veintisiete kilómetros de circunferencia que está enterrado a cien metros de profundidad en la frontera franco-suiza a las afueras de Ginebra. En el interior de la circunferencia, dos haces de partículas, denominados hadrones, se aceleran en sentidos opuestos. Unos potentes imanes guían las partículas a lo largo de la circunferencia y centran los haces antes de su colisión para aumentar la probabilidad de colisión entre dos partículas. De acuerdo con el CERN, hacer chocar partículas de tan minúsculo tamaño puede compararse con “el hecho de disparar dos agujas de costura a diez kilómetros de distancia la una de la otra con tanta precisión que se encontrarían a medio camino”.
Unas estaciones experimentales localizadas alrededor del anillo detectarán lo que ocurre cuando las partículas colisionan. Se espera que las observaciones realizadas ayuden a los científicos a responder a una larga serie de cuestiones fundamentales sobre la naturaleza del Universo.
Los experimentos de mayor envergadura se estudiarán las partículas generadas tras las colisiones para intentar identificarlas y medir sus trayectorias y energías.
También investigará la materia oscura. A pesar de que esta sustancia supone el 96% del Universo, sabemos muy poco sobre ella.
En otro punto del LHC se explorará las diferencias entre la materia y la antimateria y tratará de averiguar por qué la naturaleza aparenta preferir la primera a la segunda.
Por otro lado se investigará las condiciones imperantes justo después del Big Bang. Finalmente, todos juntos tratarán de detectar pruebas de otras dimensiones ocultas del espacio.
Fuente: http://euroalert.net/
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